La Asociación Grandes Pagos de España (GPE) lamenta profundamente el fallecimiento del amigo, bodeguero y periodista, D. Víctor de la Serna Arenillas, y ofrece su más sentido pésame a sus seres queridos.
Hoy despedimos a Víctor de la Serna, una figura imprescindible en la historia reciente del vino y la gastronomía en España. Su legado, tanto como periodista como bodeguero, ha sido inmenso y su ausencia deja un vacío difícil de llenar. Con más de cincuenta años dedicados al periodismo y más de cuarenta escribiendo sobre vinos y gastronomía, Víctor no solo fue un referente, sino una auténtica institución en el sector. Su pluma ágil y su profundo conocimiento de los vinos y su cultura hicieron que cada artículo, cada crítica, fuera una lección, una reflexión y, muchas veces, una llamada de atención sobre el camino que el vino español debía seguir para alcanzar su verdadero potencial.
Graduado en la prestigiosa Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, fue pionero en poner el vino en el mapa de la alta crítica internacional. No solo fue el primer español en obtener ese título, sino también el primero en llevar al mundo entero la riqueza de los vinos de terruño españoles, un concepto que él contribuyó a arraigar. Su libro, The finest wines of Rioja and Northwest Spain, escrito junto a Jesús Barquín y Luis Gutiérrez, marcó un antes y un después en la percepción del vino español. La obra, galardonada con el prestigioso Premio André Simon en Gran Bretaña, sigue siendo una referencia obligada para todo amante del vino.
Víctor no solo escribió sobre vinos, también los elaboró. A finales de los 90 decidió aventurarse en la viticultura en la Manchuela conquense, creando la bodega Finca Sandoval. En poco tiempo esta bodega se convirtió en un emblema de la región, elaborando algunos de los vinos más valorados de España.
Pero Víctor no fue solo un crítico y un bodeguero excepcional. Fue, sobre todo, un defensor incansable del vino español, de su proyección internacional, de su autenticidad y su capacidad para competir a nivel mundial. Ganó tres veces el Premio Nacional de Gastronomía: al periodismo gastronómico, por la difusión del vino español en el mundo, y por la mejor publicación en internet, ElMundoVino, su proyecto más moderno en el vasto universo de su carrera.
Quienes le conocimos de cerca recordaremos no solo su sabiduría y su rigor profesional, sino también su humildad, su ironía aguda y su pasión inagotable por cada botella, por cada viñedo, por cada conversación que giraba en torno al vino. Y, para aquellos que tuvimos la suerte de compartir una copa con él, su forma de ver el mundo a través del vino nos sigue acompañando.
Con seudónimos, hacía crítica gastronómica y de su otra gran pasión: el baloncesto. Desde 1968 escribió sobre este deporte, demostrando que su amor por la excelencia no conocía límites, ya fuera en una cancha de baloncesto o en una bodega.
Hoy, los viñedos de España lloran la partida de uno de sus más grandes defensores. Pero su legado perdurará. Su nombre quedará grabado en la historia del vino, en los textos que escribió, en las bodegas que ayudó a poner en el mapa y, sobre todo, en la memoria de quienes entendimos, gracias a él, que el vino es mucho más que una bebida: es cultura, es historia, es vida.
Que sigamos brindando por todo lo que él nos enseñó. Hasta siempre, maestro.
Descanse en paz.